lunes, 21 de marzo de 2011

No a la Guerra en Libia - Resolución del Comité Ejecutivo del PCPE

El Comité Ejecutivo del PCPE, ante la aprobación por parte del Consejo de Seguridad de la ONU de la zona de exclusión aérea sobre Libia, quiere manifestar lo siguiente:

Denunciamos el papel del Consejo de Seguridad,  una vez más  la ONU actúa como instrumento de legitimación de las políticas imperialistas, aprobando la adopción de medidas que supondrán un verdadero genocidio del pueblo libio. Igual que ocurrió en la antigua Yugoslavia, en Irak o en Afganistán, los peones de las potencias imperialistas se escudan, previa una campaña brutal de intoxicación informativa,  en supuestas “misiones humanitarias” para proceder a la invasión de países y eliminación de gobiernos que, por diversas circunstancias consideran molestos, incluso, como es el caso de Libia,  habiendo sido éste hasta hace bien poco aliado imprescindible del imperialismo europeo y sus multinacionales en la zona.Detrás de la creación de un espacio de exclusión aérea se esconde la voluntad de destruir las capacidades militares, pero sobre todo productivas, de Libia, con el objetivo de condenar a la población del país a un período de escasez, hambre y miseria que facilite la ulterior entrada de fuerzas de ocupación extranjeras, tal como ocurrió en Irak en el período entre las dos guerras que sufrió el país árabe.

Denunciamos específicamente el papel jugado por las antiguas potencias coloniales en África y Oriente Medio, con Francia a la cabeza, que no dudan en maniobrar con tal de garantizar sus intereses geoestratégicos, aunque ello suponga la muerte y el genocidio de poblaciones enteras, tal como ocurrió en Ruanda en su día.

Denunciamos igualmente el papel de Rusia China, Brasil e India  en el Consejo de Seguridad. Su abstención a  la hora de votar una intervención militar imperialista revela su verdadero carácter de aliados de las potencias imperialistas occidentales.
Esta intervención es la expresión extrema de la violencia estructural con que, un sistema senil como el imperialismo,  responde ante cualquier conflicto.  La guerra y la violencia estatal  sin límites puesta a disposición de las clases dominantes para asegurarles la explotación de la clase trabajadora y el expolio de los recursos naturales

El PCPE considera que no existen posiciones intermedias en momentos como éste en el que el imperialismo despliega sus garras impunemente y condena a la muerte y a la miseria al pueblo libio. Al mismo tiempo, denunciamos sin paliativos el papel de la izquierda reformista que sigue dando ejemplos de su falta de discurso, de su servilismo y su sometimiento a los planes del imperialismo cuando no denuncia sin fisuras la intervención militar imperialista, en Libia o en cualquier otro país. Lamentamos que la incapacidad de articulación de un pensamiento autónomo por parte de las organizaciones autodenominadas de izquierda acabe sirviendo para justificar el genocidio y compartir objetivos con las potencias imperialistas.

¡ALTO A LA INTERVENCIÓN IMPERIALISTA EN LIBIA!


Comité Ejecutivo del PCPE
Madrid, 18 de marzo de 2011

La Alianza Igualitaria

Al anochecer del sábado 19, después de opíparo banquete, los líderes de la OTAN ordenaron el ataque contra Libia.

Desde luego, nada podía ocurrir sin que Estados Unidos reclamara su papel irrenunciable de máximo jefe. Desde el puesto de mando de esa institución en Europa, un oficial superior proclamó que se iniciaba la “Odisea del Amanecer”.

La opinión pública mundial estaba conmovida por la tragedia de Japón. El número de víctimas del terremoto, el tsunami, y el accidente nuclear, no ha cesado de crecer. Son ya decenas de miles las personas muertas, desaparecidas e irradiadas. Crecerá considerablemente también la resistencia al uso de la energía nuclear.
El mundo está sufriendo a la vez las consecuencias del cambio climático; la escasez y el precio de los alimentos, los gastos militares y el derroche de los recursos naturales y humanos, crecen. Una guerra era lo más inoportuno que podía ocurrir en estos momentos.

El recorrido de Obama por América Latina ha pasado a un segundo plano, nadie apenas se ocupa del tema. En Brasil, se han hecho evidentes las contradicciones de intereses entre Estados Unidos y ese hermano país.
No puede olvidarse que Río de Janeiro compitió con Chicago por la sede de los Juegos Olímpicos del 2016.
Obama quiso congraciarse con el gigante suramericano. Habló del “extraordinario ascenso de Brasil” que ha llamado la atención internacional y elogió su economía como una de las que más rápido crece en el mundo, pero no se comprometió en lo más mínimo con apoyar a Brasil como miembro permanente del privilegiado Consejo de Seguridad.

La Presidenta brasileña no vaciló en expresar su inconformidad con las medidas proteccionistas que Estados Unidos aplica a Brasil, a través de tarifas y subsidios que han constituido un fuerte obstáculo a la economía de ese país.

El escritor argentino Atilio Boron afirma que a Obama:
“…lo que [...] más le interesa en su calidad de administrador del imperio es avanzar en el control de la Amazonía. Requisito principal de este proyecto es entorpecer, ya que no puede detener, la creciente coordinación e integración política y económica en curso en la región y que tan importante han sido para hacer naufragar el ALCA en 2005 y frustrar la conspiración secesionista y golpista en Bolivia (2008) y Ecuador (2010). También debe tratar de sembrar la discordia entre los gobiernos más radicales de la región (Cuba, Venezuela, Bolivia y Ecuador) y los gobiernos ‘progresistas’  -principalmente Brasil, Argentina y Uruguay…”

“Para los más osados estrategas estadounidenses la cuenca amazónica, al igual que la Antártida, es un área de libre acceso en donde no se reconocen soberanías nacionales…”
Mañana Obama se traslada a Chile. Llegará precedido de una entrevista que concedió al diario El Mercurio, publicada hoy domingo, en la que confiesa que el “Discurso para las Américas” -así lo califica-  se funda en una “alianza igualitaria” con Latinoamérica, que casi nos deja sin aliento al rememorar “La Alianza para el Progreso” que precedió la expedición mercenaria de Playa Girón.

Confiesa textualmente:
“nuestra visión para el hemisferio [...] se funda en el concepto de alianza igualitaria que he perseguido desde que asumí la Presidencia de Estados Unidos.
“‘También me enfocaré en áreas especificas en las que podemos trabajar juntos, como el crecimiento económico, la energía, la seguridad ciudadana y los derechos humanos’…
“Esa visión, puntualizó, tiene por objetivo ‘mejorar la seguridad común, expandir las oportunidades económicas, asegurar un futuro energético limpio y apoyar los valores democráticos que compartimos’.
“…promover un hemisferio seguro, estable y próspero en el que Estados Unidos y nuestros aliados comparten responsabilidades en asuntos claves tanto a nivel regional como global.”

Todo como puede apreciarse maravillosamente bello, digno de enterrarse como los secretos de Reagan, para publicarlo dentro de 200 años. El problema es que como informa la agencia DPA, según sondeo realizado por el diario La Tercera
 “…en 2006 el 43 por ciento de la población chilena rechazaba las centrales nucleares.
“Dos años después el rechazo subió a 52 por ciento y en 2010 llegó a 74 por ciento.” Hoy, después de lo ocurrido en Japón alcanza al “…86 por ciento de los chilenos…”

Faltaría solo hacerle una pregunta a Obama. Tomando en cuenta que uno de sus ilustres predecesores, Richard Nixon, promovió el golpe de Estado y la muerte heroica de Salvador Allende, las torturas y el asesinato de miles de personas, ¿pedirá el señor Obama excusas al pueblo de Chile?


Fidel Castro Ruz
Febrero  21 de 2011
10 y 14 p.m.










Libia, ¿quién lavará los platos?

Los errores, como las escaleras que se necesitan para llegar al cielo, pueden ser pequeñas o enormes. Así sucede con la irresponsabilidad, un mal grave de este revuelto y poco decoroso tiempo.

Las bombas no tienen nombre y menos si se lanzan sobre ciudades, quiero decir, no para abatir objetivos militares, sino buscando hacer daño,  demostrar superioridad, suscitar miedo y rendición. Y resulta que eso no debía pasar. Bien por influjo de amistades peligrosas o por una ingenuidad imperdonable,  la Liga Árabe desterró a Libia de sus filas y dio su visto bueno a la resolución arreglada contra ese país. La praxis que siempre refrenda las verdades más ocultas, revela la desproporción occidental y los resultados sangrientos que no son tan voceados como los “crímenes de Gadafi” pero trascienden, y es cuando sobrevienen tardíos arrepentimientos.

Bueno. Amr Musa,  el mismo que dirige la Liga Árabe dijo :”El objetivo primordial es proteger a los civiles, y no invadir (…) un país. No queremos que ninguna parte vaya demasiado lejos”. Al percatarse de la apurada bestialidad  en transcurso, expuso que “esos bombardeos no tienen nada de común con la creación de la zona de exclusión aérea”. Un poco tarde, seguramente. Reparos no faltaron de Argelia, Siria, Yemen y Sudán, cuyos representantes realizaron fuertes críticas a la decisión de hacerle coro a las exigencias francesas y británico-norteamericanas, que le dieron asidero regional para su ofensiva.
Menos publicitado, pero real de cualquier modo, fue lo recogido por  el Wall Street Journal, al develar que Egipto, con la anuencia de Washington, le venía suministrando armas a la oposición Libia.  Por tanto, mientras a una de las partes le decretaban embargos financieros y cierre a la compra de artefactos defensivos, a la otra le pasaban recursos de forma subversiva. Encantadora probidad la desplegada ¿cierto?

A solo horas de iniciarse las operaciones franco-británico-estadounidenses, esos grupos, que habían reculado de modo notorio ante el empuje del ejército oficial libio, volvían a la carga. Es bien probable que actúen como la infantería que, de momento, solo por ahora, no usan las fuerzas invasoras pero necesitan para consolidar posiciones y tener un equipo político proclive al cual “ayudar”.

Una flaca esperanza quedaba en los enviados de la  Unión Africana (heredera de la OUA desde que en 2002 fuera propuesta ¡por Muammar al-Gaddafi! como organismo integracionista para ese continente). Ya se sabe que el jefe de estado libio no es ningún querubín, pero, según trascendidos, ese conglomerado, compuesto por 53 países, no está de acuerdo con  los destructivos sucesos de tan fuerte tufo a colonialismo enmascarado.

También el ministro de asuntos exteriores ruso, Seguéi Lavrov, viajó hacia a Egipto y Argelia hoy (21 de marzo) para tomar contacto directo con la problemática del país norafricano afectado y otros de la zona. Y es posible que   lleve razón el analista del Centro de Estudios Árabes y ex embajador de Rusia en Libia, Alexéi Podtserob, cuando acude a un ángulo poco abordado de la problemática en curso:

“Mientras la atención de la comunidad mundial está distraída con los sucesos en Libia y el mundo árabe en su conjunto, los israelíes aprovechan para  hacer lo que quieran (…)” con respecto a los palestinos.
Es que estas escaleras, sean grandes o pequeñas, -me digo-no llevan al Paraíso, sino al revés.


Fuente: http://www.cubadebate.cu/opinion/2011/03/20/libia-quien-lavara-los-platos/